Carta al joven deportista

Artículo de Rosa Sánchez, concejala de Deportes, para Infolínea

“Querido/a joven deportista,

Voy a aprovechar estas líneas para compartir contigo algo que sin duda me hubiera gustado que alguien me dijera cuando yo empecé a practicar deporte.

En la mayoría de ocasiones, sobre todo cuando más jóvenes somos, identificamos ganar con vencer a un rival. Impera en nosotros esa mentalidad que prioriza el resultado por encima del proceso.

Pero lo cierto es que lo más relevante es ser capaces de mejorar como deportistas y como personas. Reflexionar acerca de lo que estamos haciendo y tender a una necesidad de realización de nosotros/as mismos, pues solo así se puede conseguir una transformación de las cosas. Guillem T. Ortega hace consideraciones bastante interesantes en este sentido en su libro ‘Ética del deporte’, el cual os recomiendo. Tal y como afirma: “La auténtica victoria consiste en jugar bien; ni ganar es un signo único de éxito, ni perder equivale necesariamente a fracasar. Perder no es un demérito si se ha luchado notablemente”.

Habrá días en los que las cosas no salen como te gustaría. Muchos se desmoronan por ello, ya que quieren dar su mejor versión cada vez que salen a competir. Y eso es imposible. No podemos controlarlo todo, pero una cosa que sí podemos controlar es la manera en la que reaccionamos a lo que nos sucede. Aceptar errores y saber lidiar con ellos.

El deporte es un lenguaje universalmente inteligible, y sin duda creo que hay algo que une y reconoce a todos los deportistas más allá de su resultado, y es la habilidad, dedicación y capacidad de desarrollarse, de crecer continuamente y superar adversidades, porque el deporte es precisamente eso. La capacidad de tener constancia, de ir todas las tardes a entrenar -y entrenando se sufre-, de madrugar los fines de semana y asistir a las competiciones -donde se sufre aún más-; de planificar el poco tiempo que queda después para estudiar, para llevarlo todo al día; de buscar siempre la excelencia; de intentar llegar, dentro de tus capacidades, lo más lejos o lo más alto posible. Al fin y al cabo, los árboles más robustos crecen donde el viento sopla con más fuerza, y si nos pasamos la vida sin “adversidades”, nunca sabremos hasta dónde nos alcanzan las fuerzas.

La vida adulta es perseverancia, trabajo y esfuerzo para conseguir retos o superar adversidades, y esa vida adulta, con el deporte se entrena. Tú ya has dado pasos gigantes en este sentido. No lo olvides nunca. El sacrificio de hoy te hará mañana las cosas mucho más fáciles.

Eres embajador/a de todas estas capacidades, valores y habilidades, y el espejo para muchos jóvenes que vienen detrás.

Por eso te mereces un sincero reconocimiento”.

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