Artículo de Nuria García para Siete Días Alhama
Es posible que, en esta ocasión, el PP y los tres tránsfugas consigan mantener el Gobierno regional, pero en el trance han perdido las caretas y las personas de bien ya sabemos lo que valen y de lo que son capaces.
Lo que estos días estamos viviendo en la Región nos demuestra que era necesario -diría que incluso imprescindible- la presentación de la moción de censura frente a un gobierno podrido que ha hecho del clientelismo y la corrupción su razón de ser. Si antes eran muchas las razones para desalojar al PP de la presidencia de la Comunidad Autónoma, como por ejemplo el robo de las vacunas, ahora hay que añadir la compra de diputados y la incorporación de tránsfugas a su ejecutivo.
En estos momentos la Región de Murcia está dirigida (o teledirigida) por una banda de malhechores indecentes que no dudan en usar todos los resortes de su poder económico para mantenerse en sus cargos y evitar que entre luz y el aire fresco a unas instituciones corrompidas, donde ni siquiera la naftalina es capaz de confundir su hedor.
El hecho de que alguien pueda levantar las alfombras y llegar a destapar 26 años de tejemanejes es tan peligroso que no han dudado ni van a dudar en hacer lo imposible para evitarlo. A los populares se les han acabado las formas democráticas y con una desvergüenza que sonroja al más pintado, no solo no disimulan, sino que presumen de saltarse a la torera todos los principios políticos y morales -si es que les quedaba alguno- para comprar la voluntad, y quien sabe si algo más, de tres diputados cuyos nombres son Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez. Son marionetas al servicio del poder omnímodo que lleva imperando en nuestra región desde hace un cuarto de siglo, y al igual que Tamayo y Sáez, pasarán a la historia solo como vulgares ejemplos de corrupción, transfuguismo e indignidad.
Me pregunto qué se puede esperar de alguien que con una mano está firmando una moción de censura y con la otra está rubricando su incorporación al gobierno que roba hasta las vacunas que les pertenecen a nuestros mayores.
Vergüenza, pena, es lo que siente la gente decente al escuchar al jefe de la banda, López Miras, y a su secretario general Teodoro García, cuando hablan de C’s y el PSOE junto a las palabras “traición a los murcianos” y “ambiciones personales”. Siguen erre que erre tratando de tapar que fue el PSOE y Diego Conesa quien ganó las elecciones regionales, y solo un pacto con la Sra. Franco y la ultraderecha le permitió conservar el gobierno.
La regeneración que no se pudo conseguir entonces estaba más cerca que nunca, después de que el partido Ciudadanos haya acabado asqueado tras estos dos años y no quisiera seguir cubriendo las espaldas y siendo cómplice de más corruptelas. La moción de censura es un mecanismo democrático, recogido en el Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia; el transfuguismo es una indecencia que rompe todas las reglas de juego, representa lo peor de la clase política y lanza un horrible mensaje a quienes quieren confiar en el sistema o participar de él, en especial a los más jóvenes.
Era previsible que el Partido Popular, el de Bárcenas y la Gürtel, hiciera todo lo posible para bloquear el cambio en la Región, se les va la vida en ello, hay mucho en juego, años y años de lodos y fangos, de chanchullos cuyos tentáculos tal vez jamás lleguemos a saber, y sabíamos que tratarían de comprar a quien fuese y que no pararían hasta conseguirlo. Pero, tan culpable es quien compra voluntades como quien se vende y no es capaz de valorarse como persona, sino como mercancía de usar y tirar que es en lo que se han convertido.
Más pronto que tarde, los vecinos y vecinas honrados de nuestra Región les echarán a patadas de unas instituciones de las que se siguen beneficiando para sus intereses particulares. Quizá a partir de entonces algunas de las personas que han perpetrado esta deshonra se pasen los siguientes años de su vida entrando y saliendo de los tribunales de justicia.
Es posible que, en esta ocasión, el PP y los tres tránsfugas consigan mantener el Gobierno regional, pero en el trance han perdido las caretas y las personas de bien ya sabemos lo que valen y de lo que son capaces.
