Depende de donde vengas…

Artículo de Nani Navarro, concejala de Bienestar Social, en Infolínea

Desde que estalló la guerra en Ucrania, algo lamentable y una aberración, estamos viendo cómo las personas que hasta ese día trabajaban, cuidaban de sus hijos, salían con sus amigos, paseaban, hacían deporte, estudiaban, es decir, ‘vivían su día a día´ como cualquiera de nosotros, han sido castigadas sin que sepan qué delito han cometido para merecer semejante castigo.

Cualquier guerra, en cualquier parte del mundo es deleznable, sin importar cuales son los intereses que las provocan. Son muchos los países que están en guerra, algunos de ellos durante décadas, como pueden ser Siria y Sudán, entre otros.

Desde ese día, estoy dándole vueltas a términos como ‘migraciones’, ‘inmigrantes’, ‘emigrantes’, ‘solidaridad’, ‘generosidad’, ‘aceptación’ y ‘acogida’, entre otros. Y me pregunto por qué somos capaces de darle un significado totalmente distinto, dependiendo de según qué factores. Pudiendo incluso derivar en otros términos que nada tienen que ver y que además son totalmente lo contrario, como pueden ser ‘insolidaridad’, ‘egoísmo’ o ‘repulsa’.

También son muchas las personas que migran por diversos factores, como persecuciones por religión o etnia, las guerras -ya mencionadas-, pero existen otros motivos, como económicos y demográficos, en busca de oportunidades educativas o por desastres naturales. De hecho, muchos de nuestros antepasados no tan lejanos fueron migrantes, también por causas tan diferentes como diferentes son las personas, pero parece que a veces necesitamos que nos recuerden algunas de las realidades que vivieron.

Es asombroso ver como todos nos hemos volcado con los refugiados ucranianos, cosa que es admirable y una obligación por parte de toda la humanidad, precisamente por esto me asaltan dudas del porqué actuamos de manera tan diferente cuando esas personas no son tan iguales a nosotros. También me pregunto por qué palabras como ‘racismo’ y ‘xenofobia’ toman fuerza cuando los migrantes son otros.

Una sociedad que se precie de ser moderna, adelantada y con la mirada puesta al frente, para seguir avanzando y mejorando, debe tener un trato igualitario para todas las víctimas de una guerra o las personas que migran, independientemente de su nacionalidad, cultura o religión.

Es triste constatar que la solidaridad a veces, tenga unos ‘colores’ tan negativos, pero me alegro de vivir en un municipio en el que la multiculturalidad y la convivencia entre distintas personas es tan integradora.

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