Artículo de Nuria García para Siete Días Alhama
Estos días, en plena tercera ola de la pandemia que está azotando de forma alarmante a toda Europa, y especialmente a nuestra Región, algunos han encontrado una excelente ocasión para hacer negocio. Para ello han contado con la inestimable e imprescindible colaboración del Gobierno de las derechas murcianas
Dice un viejo refrán “la cabra siempre tira al monte”. Todos los refranes tienen algo de ciertos, pero concretamente éste pareciera pensado expresamente para los actuales mandamases de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, que sea cual sea la circunstancia no están dispuestos a que sus amigos puedan perder ni la más mínima ocasión de hacer negocios particulares, aunque para ello tengan que recurrir a apaños o chanchullos que a veces puede que sean legales, pero no por ello dejan de ser -cuanto menos- inmorales.
Estos días, en plena tercera ola de la pandemia que está azotando de forma alarmante a toda Europa, y especialmente a nuestra Región, algunos han encontrado una excelente ocasión para hacer negocio. Para ello han contado con la inestimable e imprescindible colaboración del Gobierno de las derechas murcianas.
Así nos encontramos con que el Ejecutivo murciano realizó hace unos días la contratación de una empresa de Torrevieja vinculada a un exconcejal del PP, con un contrato de más de dos millones de euros, para hacer labores de rastreo de la Covid-19 para contratar a cincuenta rastreadores durante dos meses.
No hace falta ser muy experta en matemáticas para hacer la cuenta del coste de cada trabajador, aunque seguramente percibirá una nómina mucho menor. Por ello sería bueno y conveniente que algún responsable del Gobierno de López Miras hiciese públicos los pormenores del contrato en cuestión.
A falta de las correspondientes explicaciones, que seguramente les será muy difícil justificar, creo que nos encontramos ante un nuevo apaño para que alguien se embolse un buen puñado de euros de los vecinos y vecinas. Además, dicha contratación supone en la práctica un claro desprecio y ninguneo a los esfuerzos que muchas personas están realizando, en la mayoría de los casos de forma altruista.
Conviene recordar que hace más de un mes varios ayuntamientos de la Región, incluido el de Alhama, realizaron la formación necesaria a voluntarios de Protección Civil para que pudiesen hacer correcta y eficazmente las labores de rastreo, con lo cual la contratación de la empresa del exconcejal del PP resulta -por no decir otra cosa- innecesaria. Además, los ayuntamientos han puesto el equipamiento a disposición para crear un punto CECOVID, pero no ha sido posible ponerlo en marcha por la falta de colaboración del Gobierno regional.
Si estos puntos CECOVID se hubiesen puesto en funcionamiento semanas atrás, posiblemente habrían sido muy eficaces para no llegar a los picos de pandemia en los que nos encontramos ahora. Pero, al parecer, para las derechas murcianas era más importante facilitar el negocio de sus amigos que habilitar los recursos disponibles para evitar llegar a esta situación.
Visto lo visto, es fácil de entender por qué el Gobierno de la Comunidad Autónoma continúa incumpliendo sistemáticamente los compromisos en materia de infraestructuras sanitarias anunciados a bombo y platillo en mayo de 2018 por el propio López Miras, cuando hablaba del “plan de refuerzo de atención primaria”, que contemplaba, entre otros proyectos, la ampliación del centro de salud de Alhama para ampliar también el servicio de urgencias.
Lamentablemente son tiempos en los que, más que nunca, se necesita un compromiso claro y contundente para luchar contra la pandemia con todos los recursos disponibles, y no para hacer componendas y llevarse unos cuantos miles de euros.
Pero claro, cuando la cabra tira al monte es muy difícil quitarle esa querencia por las buenas, por mucho que intentes domesticarla, al final al más mínimo descuido seguro que buscará directamente el monte, digo el negocio.
