Artículo de Nuria García para Siete Días Alhama
Podría haber intentado disimular un poco la nueva consejera y hablar de la calidad de la enseñanza o de las carencias que en estos momentos padecen los centros educativos de la Región y de cómo piensa solucionarlo. Pero eso era mucho para ella, seguramente porque su desconocimiento de la realidad de la enseñanza en Murcia es total, así que ella a lo suyo, que no es otra cosa que el odio o el desprecio a todo lo que no sea de su credo político.
Esta pasada semana se consumaba lo que ya se sabía. Y no me refiero a la muerte y resurrección de Cristo, sino al infame pacto por el cual López Miras firmaba la venta de la consejería de Educación y Cultura a la extrema derecha en la persona de Mabel Campuzano.
Con ese nombramiento el PP regional y también el PP nacional -de la mano de Teodoro García- han bendecido el acuerdo. Los Populares ya han ligado irremediablemente sus destinos a la extrema derecha, abandonando la senda de la Constitución y de una democracia en la que los actuales dirigentes de la CARM, visto lo visto, dejaron de creer hace mucho tiempo.
Que esta derecha nunca ha valorado la enseñanza pública era un hecho constatado e incuestionable en una región que tiene los indices de fracaso escolar más altos de España, donde vemos como cada día merman los recursos destinados a los centros públicos aumentando los dineros que reparten en muchas ocasiones a sus amigos a través de la enseñanza privada o concertada. En Alhama tenemos un claro ejemplo de cómo, a través de mil y una excusas, han venido desde hace más de 20 años retrasando a propósito la necesaria construcción del nuevo IES Valle de Leiva. Una vergüenza sin parangón que aún seguimos sufriendo.
Si hasta ahora trataban de disimular su desinterés por lo publico, con los nombramientos de esta semana pasada el PP y López Miras han oficializado la creación de un gobierno de tránsfugas y ultraderechistas, entregando en bandeja de plata la enseñanza de los niños y niñas de nuestra Región a los enemigos de la igualdad de oportunidades.
López Miras, que por si alguien no lo sabe lleva dos legislaturas como presidente sin haber ganado nunca unas elecciones autonómicas, consiguió el gobierno mediante un pacto con Ciudadanos y Vox. Hasta la fecha, aconsejado por su equipo de asesores, había venido cuidando un poco las apariencias. Pero una vez consumada la compra de los tres diputados tránsfugas de Ciudadanos decidió ‘tirar el carro por el pedregal’ y ya sin caretas ni disimulos ha nombrado como consejera a una persona que instantes después de tomar posesión explicaba sin rubor cuales eran sus prioridades, que van mucho mas allá del veto parental. Éste, por si mismo, ya supone una ofensa ante la profesionalidad de los miles de maestros y maestras de la Región que ven atónitos cómo se cuestiona su forma de impartir las clases.
Podría haber intentado disimular un poco la nueva consejera y hablar de la calidad de la enseñanza o de las carencias que padecen en estos momentos los centros educativos de la Comunidad Autónoma y de cómo piensa solucionarlo. Pero eso era mucho para ella, seguramente porque su desconocimiento de la realidad de la enseñanza en Murcia es total, así que ella a lo suyo, que no es otra cosa que el odio o el desprecio a todo lo que no sea de su credo político.
Dice en su primera misiva, ya como máxima responsable de la educación en Murcia, que una de las prioridades del Ejecutivo del que ya forma parte es “derrocar a este gobierno liberticida y luchar contra la ley Celaá”. De un miembro del Gobierno regional cabría esperar un poco más de respeto con las leyes que se aprueban en el parlamento de España, esa a la que tanto dicen amar, pero a la que no dudarían en volver a destruir si con ello consiguiesen acabar con todos los que consideran sus enemigos.
Yo creía que las funciones de una consejera de Educación y Cultura eran otras, pero parece que en la Región de Murcia eso no importa y que, para López Miras, vender la educación y tener a una antisistema al frente de una consejería le resbala, si con ello logra mantenerse en el sillón y seguir tapando el entramado de corruptelas y redes clientelares que vienen amasando los Populares desde 1995.
Con la formación de este gobierno y la entrega de la educación de los niños, niñas y jóvenes de nuestra Región, López Miras y el PP acaban de vender sus principios democráticos, si es que alguna vez los tuvieron, y se alejan de la derecha civilizada y europea para constituir una unidad de destino junto a la más rancia ultraderecha. El problema es que el precio de esa venta lo acabaremos pagando todos los vecinos y vecinas.
