Seguimos en el camino

Artículo de Nani Navarro, concejala de Igualdad, para Infolínea.es

Si bien es cierto que la lucha por la igualdad es una tarea que tenemos que encabezar diariamente mujeres y hombres, cada 8 de marzo viene a recordarnos que seguimos en el camino para alcanzar ese fin. El Día Internacional de la Mujer es una fecha para tener muy presentes a aquellas mujeres que han luchado para conseguir lo que tenemos a día de hoy, para darnos cuenta de todo lo que aún nos queda por recorrer y también para poner en valor a aquellos hombres que, poco a poco, se van sumando a una causa que nos beneficia a todas y a todos.

Este día constituye el marco perfecto para evidenciar las discriminaciones que las mujeres seguimos soportando: la brecha salarial, el techo de cristal, la mutilación genital, matrimonios precoces, la imposibilidad de poder decidir sobre su cuerpo sin consentimiento de nadie o las conductas y violencias sexuales que, en el peor de los casos, acaban con sus vidas o las de sus hijos. Así también es un buen momento para poner en valor el papel de la mujer, que a lo largo de la historia ha sido ignorado e infravalorado.

Desaprender comportamientos arraigados a un patriarcado milenario que pervive en cada uno de nosotros y nosotras no es nada fácil, ni mucho menos se trata de una cuestión que pueda cambiar de la noche a la mañana. Sin embargo, la importante tarea de las sociedades actuales es incidir día a día en dar visibilidad a este problema y educar en la necesidad de conseguir la unión entre sexos, como la de reforzar una perspectiva feminista, diversa y plural, que amplie los márgenes de los derechos de las mujeres.

España es un referente en materia de igualdad. Nuestro marco normativo es ejemplo para muchos países que nos reconocen la firme defensa de los derechos de las mujeres, situándonos a la cabeza en el Índice Europeo en Igualdad de Género. Son muchos los avances que se han sucedido para dar reconocimiento y promover la igualdad, todos ellos de la mano de gobiernos socialistas. Sin embargo, no basta para garantizar la efectividad de este principio y el imprescindible cambio de mentalidad en los diversos ámbitos de la realidad social, cultural y económica. La mujer, como representante de la mitad de la población, debe ocupar el lugar que le corresponde. Por eso, es necesario que su figura refleje a todas las mujeres y niñas, en toda su diversidad y con todas sus capacidades, así como en todas las situaciones culturales, sociales, económicas y políticas. Es la única forma de conseguir un auténtico cambio social.

Seguramente estaremos de acuerdo en que esta máxima tendría que ser compartida por la totalidad del arco político. Lamentablemente, hoy las derechas se han radicalizado y se empeñan continuamente en desvirtuar el mensaje feminista que aboga, única y exclusivamente, por la equidad en derechos entre hombres y mujeres. Desde su posición no solo perjudican a las mujeres, sino que también le están haciendo un gran daño a la convivencia, al progreso y al desarrollo de nuestra sociedad.

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