Artículo de Antonio Espinosa, concejal del Grupo Municipal Socialista de Alhama, para Infolinea.es
Quiero empezar este artículo citando un párrafo del libro ‘Patria digna’, escrito por Alán Barroso:
“España es uno de los países europeos más vulnerables al cambio climático, lo que supone un problema que debería preocupar a cualquier español que se autodetermine patriota: la existencia misma de España. Y eso no tiene que ver con una defensa de la unidad nacional frente al independentismo, un problema migratorio o una cuestión de identidad, como algunos preferirían enmarcar el problema. Tiene que ver con la existencia literal de nuestro país; de sus ríos, de sus campos, de sus pueblos, de su gente. Si el patriotismo tiene que ver con el amor hacia tu país, debería llevarlo asociado un deseo de no destrozarlo ecológicamente”.
Durante décadas, el Gobierno autonómico del Partido Popular de nuestra Región ha permitido el destrozo del Mar Menor a través de construcciones y cultivos que eran atentados climáticos, pero que permitía por los grandes beneficios que les daban. La última de estas fechorías podríamos catalogarla como la entrada, el pasado mes de septiembre, de la ultraderecha en el Ejecutivo regional, abiertamente autodenominada negacionista del cambio climático y el ecologismo.
Aquí en Alhama, la entrada de Vox en el Gobierno municipal se produjo meses antes, tras el fallido intento del Partido Popular y Alhama@Una de aprobar sus sueldos. Como vimos, los votos de la ultraderecha no les iban a salir gratis y con gusto los incluyeron en el gobierno para asegurarse sus votos, otorgándoles competencias en diversas áreas, entre ellas la creación de una nueva concejalía: Control Biológico y de Fauna, que desligaron de la concejalía de Medio Ambiente.
Un área sin responsabilidades, puesto que las competencias en materia de fauna silvestre son regionales, concretamente de la dirección general de Medio Natural de la consejería de Medio Ambiente. Es decir, el nuevo equipo de Gobierno se inventó una concejalía de pega, ligada al medio ambiente, para que la dirijan personas que están en contra del ecologismo, un verdadero sin sentido.
Esperemos que la entrada de la ultraderecha en las instituciones no suponga un retroceso irreversible en las políticas verdes de protección frente al calentamiento global y la protección de nuestros espacios naturales, porque sentirse de algún sitio no es llevar una pulserita o gritar muy fuerte su nombre; es tenerle cariño a tu tierra y cuidarla para que los que vengan detrás también puedan disfrutarla como lo hicimos nosotros.
Por último, querido lector, me gustaría recomendarte el libro con el que he iniciado este artículo. Un libro que pone en valor el verdadero patriotismo y la España de la que muchos nos sentimos orgullosos.
