Por un mundo sin violencia machista

Artículo de Nuria García para Siete Días Alhama

El coronavirus, además de las vidas que se está llevando de forma directa y del desastre económico que está causando, está teniendo otros daños colaterales de los que parece que estamos perdiendo la perspectiva.

Me refiero a otro virus que también mata: la violencia contra la mujer, por el simple hecho de ser mujer. Por mucho que desde las derechas lo nieguen, a día de hoy, en pleno siglo XXI siguen matando a muchas mujeres dentro y fuera de nuestras fronteras, dejando muchas secuelas físicas y psíquicas, tanto a ellas como a sus hijas e hijos, a pesar de los esfuerzos de las distintas administraciones y de la sociedad, cada día un poco más concienciada de la lacra que supone la violencia de género, a la que debemos seguir plantando cara.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora cada 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce contra las mujeres en todo el mundo. Debemos reclamar políticas activas para su erradicación. En 1981 se celebró el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, en memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960. En 1999 la jornada de reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, definiendo como violencia contra la mujer «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada», instando a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a convocar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra las mujeres.​

Es necesario recordar esto y que la violencia machista arraigada en el patriarcado rancio, a día de hoy sigue latente en nuestra sociedad. Por mucho que algunos aún vivan anclados en el pasado y se empeñen en intentar convencernos de que no existe y de que es un capricho de “esos de izquierdas” y “esos los progresistas”, utilizando estos términos de manera despectiva, como si esto fuese un insulto, aunque se empeñen en querer tapar el sol con un dedo, la realidad es la que es. Hasta el punto de que cada vez son más las personas que reconocen y condenan estas agresiones, tanto físicas como psicológicas.

También la sociedad en su conjunto es cada día más consciente, que, para erradicar estos comportamientos, es necesario, por un lado, adoptar medidas legales más estrictas. Pero no solo hacen falta leyes, también es necesario transformar reglas sociales, roles y estereotipos, para que el maltratador entienda que no tiene cabida en esta sociedad. Y por supuesto todo esto ha de complementarse con medidas educativas en valores y en igualdad, para que las generaciones venideras, que serán el motor de nuestra sociedad, entiendan que ninguna persona puede ser propiedad de otra y, por tanto, la violencia no puede de ninguna manera ser asumida ni aceptada por nadie.

Algún día, ojalá que muy pronto, espero que no sea necesario conmemorar el 25 de noviembre, pero mientras haya una sola mujer asesinada por ser mujer y mientras existan voces que aprovechen su posición para mantenerse en el negacionismo con la única intención de confundir a la población, será imprescindible seguir incidiendo en esta lucha. Por ello, las mujeres y hombres del PSOE continuaremos luchando cada día por un mundo sin violencia machista.

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