Un año de pandemia

Artículo de Rosa Sánchez, concejala de Salud, para Siete Días Alhama

Tras año de pandemia y muchos más de demandas históricas, algunos parecen que no han aprendido nada: siguen viendo la salud como un negocio en lugar de necesidad básica y un derecho fundamental que debe ser de calidad para toda la población. 

Se ha cumplido un año desde que el mundo, tal y como lo conocíamos, se paralizó y nuestras vidas quedaron marcadas, quizá para siempre. Algo microscópico como un virus ha conseguido mostrarnos lo vulnerable que somos los seres humanos. Los más mayores, que a lo largo de su vida han tenido que sufrir muchas vicisitudes, cuando pensaban que ya les tocaba descansar y pasar sus últimos años con tranquilidad, se han tenido que enfrentar a una situación para la que nadie estaba preparado, ellos con el añadido de ser la población más vulnerable. Muchos no han podido sobrevivir al virus y otros se han quedado con secuelas físicas y mentales. A los no tan mayores les ha tocado cargar a sus espaldas el remontar esta situación que, aparte de debilitar la salud, ha hecho tambalear la economía de muchas familias, algo que sin duda nos va a costar mucho tiempo y esfuerzo recuperar. Los más jóvenes han visto truncado su futuro más inmediato y hay rutinas que difícilmente volverán a ser iguales.

Después de todo lo vivido, parece que la ansiada luz al final de este largo túnel viene -cómo no- de la mano de la ciencia, a través de las vacunas. Ha quedado plasmada la necesidad y la importancia de la inversión en I+D+i, algo que los poderes públicos tienen la obligación de potenciar más que nunca, ya que de ello depende la salud y la vida de todos. Desde hace unos meses, gracias al trabajo y coordinación de los gobiernos de la Unión Europea -incluido el Gobierno de España-, disponemos de la ansiada vacuna, que está siendo suministrada a través de las diferentes comunidades autónomas.

A finales de diciembre comenzó la campaña de vacunación en la Región de Murcia, un proceso que todos sabíamos que iba a ser complejo. Pero lo que nadie podía esperar era que las personas encargadas de velar por la salud de los murcianos, y especialmente de nuestros mayores, se saltasen el protocolo nacional de vacunación, provocando el caos y el descontrol en el reparto de dosis, que ha terminado siendo una de las mayores tramas de corrupción que se recuerdan, que ha privado a muchos mayores de un remedio que llevaban mucho tiempo esperando. Para algunos ya es demasiado tarde.

Alhama, una vez más, continúa siendo maltratada por la Administración regional, ya que somos uno de los municipios con menor cobertura de dosis. Según los datos de la propia consejería de Salud, nuestros vecinos mayores de 80 años tienen una cobertura de vacunas del 42%, mientras que la media regional se sitúa en el 55%. Así, mientras que en otras localidades de población parecida ya se ha terminado de vacunar a los mayores de 80 años y se sigue avanzando con otros grupos, en Alhama todavía quedan personas en esa franja de edad sin recibir su dosis. Al contrario de lo que sería lógico y necesario, nuestro centro de salud no ve aumentada la partida de dosis que les llega.

El ambulatorio y el servicio de urgencias vienen soportando desde hace años grandes deficiencias en lo que a espacio y medios se refiere. Desde el inicio de la pandemia, y especialmente a lo largo de estos últimos meses, se están dando escenarios bastantes complicados con la presión añadida de los test de antígenos, junto con la vacunación y la necesidad de seguir manteniendo las agendas de consulta, todo ello en un espacio que hace muy difícil poder atender correctamente a los pacientes, que se ven obligados a hacer cola en la calle.

Por el momento, la consejería de Salud no se ha pronunciado sobre los ofrecimientos para utilizar las dependencias municipales que hemos puesto a su disposición desde el Ayuntamiento para liberar la presión de espacio, así como tampoco se ha activado el servicio CECOVID para rastreadores, que cuenta con personas formadas para ello y una sala totalmente equipada.

La Comunidad Autónoma tampoco avanza en la petición de traslado del servicio de urgencias y ampliación del centro de salud, incumpliendo el compromiso que adquirieron en la reunión del 17 de diciembre, en la que nos trasladaron su nueva idea de solicitar al Ayuntamiento la cesión de toda la parcela y el antiguo edifico de Servicios Sociales, solicitud que, a día de hoy, casi cuatro meses después, aún no han hecho. Desde el Ayuntamiento seguimos esperándola, ya que sin ella no podemos dar ningún paso.

Mención especial merece el abandono por parte del Gobierno regional que están sufriendo los vecinos y vecinas de nuestras pedanías, cuyos consultorios, a día de hoy, continúan sin prestar servicios. Desde que el Servicio Murciano de Salud los cerró hace un año, con motivo de la pandemia, se ha generado un gran perjuicio a todos sus habitantes, que no entienden porqué vivir en un entorno rural tiene que significar tener menor servicios básicos que los demás.

Tras año de pandemia y muchos más de demandas históricas, algunos parecen que no han aprendido nada: siguen viendo la salud como un negocio en lugar de necesidad básica y un derecho fundamental que debe ser de calidad para toda la población. 

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