Cuantos más referentes tenga una niña, más caminos podrá escoger

Artículo de Rosa Sánchez, concejala de Deportes, en Infolínea

El miércoles de la pasada semana tuve el placer de participar como ponente en la I Jornada Mujer y Deporte coorganizada por el Ayuntamiento de Alhama de Murcia, donde mujeres deportistas, entrenadoras, periodistas y dirigentes de clubes, federaciones y administraciones reflexionamos sobre cómo ha ido evolucionando el papel de la mujer en el mundo del deporte. Personalmente pude aportar mi experiencia como deportista, entrenadora y miembro de la administración local.

Dentro del bloque que abordaba el deporte femenino desde la gestión y las políticas públicas, compartí asiento con la concejala de deportes de Lorca, Irene Jódar, primera mujer en dirigir esa área, y con Pruden Guerrero, primera mujer presidenta de la Federación de Atletismo de la Región de Murcia. Me parece interesante destacar una de las preguntas que nos lanzó la moderadora, que decía lo siguiente: “las tres trabajáis tomando medidas tanto para hombres como para mujeres, pero ¿es importante incidir en visibilizar el deporte femenino?” Mi respuesta fue un sí rotundo. Sí, porque el deporte femenino es minoritario. Y no lo digo yo, lo dicen los datos.

Si revisamos el anuario de estadísticas deportivas que anualmente publica el Consejo Superior de Deportes, vemos como en el año 2021 el 75,4% de las licencias federativas corresponden a hombres, y tan solo el 24,6% a mujeres. En hábitos deportivos por sexo, la práctica deportiva continúa siendo superior en los hombres, independientemente de la frecuencia, situándose en el 65,5% y 53,9% respectivamente. Cabe destacar que en los años antes de la irrupción de la pandemia ya existía esa brecha.

Para poder entender su origen, nos tenemos que remontar en el tiempo, pues esto no viene de ahora. Ya en los Juegos Olímpicos antiguos partimos de la base de que, a la mujer, sometida a la preeminencia masculina, se le denegaba la oportunidad de participar o de tan siquiera asistir como espectadora. El deporte fue planteado en función de características fisiológicas masculinas, tales como la fuerza, la masa muscular, la altura, en contraposición de otras características de índole más femenina como el ritmo, el equilibrio o la coordinación. Esto hizo que las mujeres, en sus inicios, no terminasen de conectar con un modelo deportivo en donde priorizaban valores tradicionalmente considerados masculinos.

Aunque no es en esto realmente donde debemos poner el foco, sino en cómo la sociedad nos condiciona desde pequeños en cuanto a las predisposiciones deportivas. Por ejemplo, todavía se sigue llevando eso de regalar balones a los niños y muñecas a las niñas.

Desde la perspectiva de género, el deporte sigue siendo un fenómeno social marcado por el sexismo. La plena incorporación femenina a la vida deportiva aún no es una realidad, y para poder abordarlo, primero hay que ser conscientes de ello. Creo que ahí está la clave, en la toma de consciencia, pues es imposible solucionar un problema si antes no se reconoce. Por ello, es importante que todas las administraciones visibilicen el deporte femenino y se trabaje por implementar políticas públicas que busquen reducir la brecha de género en el deporte. La mejor forma para ello es creando modelos, porque cuantos más referentes tenga una niña, más caminos podrá escoger. Los liderazgos femeninos en las áreas deportivas no pueden ser la excepción, sino lo normal.

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