José Molina nos dejó cuando más falta nos hacía

Artículo de Nuria García para Siete Días Alhama

La lucha de José Molina -o ‘Pepe’ como le llamaban amigos y conocidos- no caerá en el olvido. Sus ideas y su ejemplo marcarán el camino a seguir hasta conseguir que la administración regional sea transparente y cercana para todos los vecinos y vecinas

Precisamente en estos tiempos tan convulsos en la política regional, en los que la transparencia es más necesaria que nunca, se nos ha ido víctima de la Covid-19 la persona que hizo de la lucha por esa transparencia su ideario de vida, José Molina Molina.

No tuve la oportunidad de mantener un trato personal con él, pero sí le conocí y sobre todo seguí con interés su trabajo y sus desvelos por hacer que la administración regional fuese menos opaca de lo que está siendo. ‘Paredes de cristal y mantener esos cristales limpios’, decía. Esa idea le acompañó durante toda su vida, hasta su último aliento siguió en primera línea. Ejemplo de ello fue su último artículo, que redacto desde la cama del hospital, en el que mostraba su amargura por la forma en la que los responsables del Gobierno autonómico estaban tratando el escándalo de las vacunaciones irregulares.

Durante sus 83 años fue un fiel luchador por la justicia, la verdad y la transparencia. Aunque ello le supuso sufrir, como a otros muchos defensores por la libertad, ser procesado por el franquista Tribunal de Orden Público. Pero, sin duda, por lo que ha sido más conocido y reconocido por la ciudadanía de esta tierra es por su labor como presidente del Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia, cargo que desempeño desde 2015 hasta 2020. Un mandato que no estuvo exento de roces con los dirigentes autonómicos, ya que desde la presidencia de la Comunidad pusieron toda clase de impedimentos y trabas para dejarle cumplir la función para la que fue elegido por la Asamblea Regional.

Desde el PP, que nunca creyó ni cree en la transparencia de las administraciones, intentaron torpedear no ya a su presidente, sino al mismo Consejo de la Transparencia, un organismo que se vieron obligados a aceptar muy a regañadientes.

Aunque nunca es buen momento para dejar este mundo, lo cierto es que José Molina se nos fué justo en el momento en que era más necesaria su tenacidad, su intelecto y su lucha ante unos dirigentes regionales cuya forma de gobernar está basada en el clientelismo, el beneficio propio y el oscurantismo.

Aun así, la lucha de José Molina -o ‘Pepe’ como le llamaban amigos y conocidos- no caerá en el olvido. Sus ideas y su ejemplo marcarán el camino a seguir hasta conseguir que la administración regional sea transparente y cercana para todos los vecinos y vecinas.

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